El caos, publicado por primera vez en espanol por Sudamericana en 1974, resulta fundamental para reconocer y apreciar la obra de J. R. Wilcock: es su ultimo libro argentino y su primer libro de relatos. En El caos aparecen muchas de las obsesiones tematicas a las que Wilcock dara continuidad en los cuentos y novelas que escribira despues y, en germen o ya desarrollados, los recursos que hacen de el uno de esos escritores a quien se debe consultar frecuentemente para detectar o sospechar los vinculos entre el arte narrativo y la magia. Si bien hay motivos y argumentos que relacionan este libro con al mejor tradicion de la literatura fantastica, e El caos despunta tambien un modo de tratados absolutamente personal y admirable. En el estilo narrativo de Wilcock se dan cita una imaginacion vehemente y un gusto por la exactitud verbal casi maniatico, cuyo punto de ajuste son tal vez esas transiciones alevosamente prosaicas, coloquiales o descriptivas entre pasajes de gran intensidad lirica. La ironia y el humor de quien reconocio que construia sus libros corrigiendo textos mediocres, escritos por mi revelan contratos que solo un escritor muy atento a los menores matices de la palabra podia advertir.
El caos, publicado por primera vez en espanol por Sudamericana en 1974, resulta fundamental para reconocer y apreciar la obra de J. R. Wilcock: es su ultimo libro argentino y su primer libro de relatos. En El caos aparecen muchas de las obsesiones tematicas a las que Wilcock dara continuidad en los cuentos y novelas que escribira despues y, en germen o ya desarrollados, los recursos que hacen de el uno de esos escritores a quien se debe consultar frecuentemente para detectar o sospechar los vinculos entre el arte narrativo y la magia. Si bien hay motivos y argumentos que relacionan este libro con al mejor tradicion de la literatura fantastica, e El caos despunta tambien un modo de tratados absolutamente personal y admirable. En el estilo narrativo de Wilcock se dan cita una imaginacion vehemente y un gusto por la exactitud verbal casi maniatico, cuyo punto de ajuste son tal vez esas transiciones alevosamente prosaicas, coloquiales o descriptivas entre pasajes de gran intensidad lirica. La ironia y el humor de quien reconocio que construia sus libros corrigiendo textos mediocres, escritos por mi revelan contratos que solo un escritor muy atento a los menores matices de la palabra podia advertir.