Si una señora va por la calle y se cae estrepitosamente, uno no debería reír a carcajadas, excepto si uno es mexicano. André Breton dijo alguna vez que México era el país elegido para el humor negro. No exageraba. Y contrario a lo que dicen por ahí, la literatura también le da la razón: desde José T. de Cuéllar, hasta Jorge Ibargüengoitia, por mencionar a los clásicos, varios escritores nacionales han resistido con éxito el embate de la "literatura seria"-
Andrés Acosta, Raquel Castro, Juana Inés Dehesa, Iván Farías, Salvador Gallardo, Francisco Hinojosa, Eduardo Huchín, Rodolfo J.M., Alfonso Orejel Soria, Hilario Peña, Gabriel Rodríguez Liceaga, Ana Romero, Jaime Alfonso Sandoval, Armando Vega-Gil y José Luis Zárate se suman aquí a esa resistencia. Nos ayudan a plantarle cara a la muerte con el conjuro de la risa.
Si una señora va por la calle y se cae estrepitosamente, uno no debería reír a carcajadas, excepto si uno es mexicano. André Breton dijo alguna vez que México era el país elegido para el humor negro. No exageraba. Y contrario a lo que dicen por ahí, la literatura también le da la razón: desde José T. de Cuéllar, hasta Jorge Ibargüengoitia, por mencionar a los clásicos, varios escritores nacionales han resistido con éxito el embate de la "literatura seria"-
Andrés Acosta, Raquel Castro, Juana Inés Dehesa, Iván Farías, Salvador Gallardo, Francisco Hinojosa, Eduardo Huchín, Rodolfo J.M., Alfonso Orejel Soria, Hilario Peña, Gabriel Rodríguez Liceaga, Ana Romero, Jaime Alfonso Sandoval, Armando Vega-Gil y José Luis Zárate se suman aquí a esa resistencia. Nos ayudan a plantarle cara a la muerte con el conjuro de la risa.