«UTOPÍA» es una de las palabras de mayor éxito en las lenguas modernas. Sabemos no sólo el nombre de su creador, Tomás Moro, sino las circunstancias de su alumbramiento. En discusiones con su amigo Erasmo ya había probado con otras palabras para referirse a un lugar difuso, perdido también en el tiempo, en el que las cosas han sido, o pueden ser, de otro modo. Pero al elegir el prefijo griego para indicar que «no existe tal lugar», inició una mitología puramente moderna, fruto del espíritu humanista y de los nuevos conocimientos geográficos. Editamos en un mismo volumen Utopía de Tomás Moro y La nueva Atlántida de Francis Bacon con la intención de presentar unidos dos eslabones fundamentales de este saber utópico, eslabones que han ido configurando en Occidente un modo peculiar de ver el mundo, basado en una crítica que no quiere quedarse en los aspectos negativos y entiende, desde la racionalidad y el análisis, que otros mundos mejores son posibles.
«UTOPÍA» es una de las palabras de mayor éxito en las lenguas modernas. Sabemos no sólo el nombre de su creador, Tomás Moro, sino las circunstancias de su alumbramiento. En discusiones con su amigo Erasmo ya había probado con otras palabras para referirse a un lugar difuso, perdido también en el tiempo, en el que las cosas han sido, o pueden ser, de otro modo. Pero al elegir el prefijo griego para indicar que «no existe tal lugar», inició una mitología puramente moderna, fruto del espíritu humanista y de los nuevos conocimientos geográficos. Editamos en un mismo volumen Utopía de Tomás Moro y La nueva Atlántida de Francis Bacon con la intención de presentar unidos dos eslabones fundamentales de este saber utópico, eslabones que han ido configurando en Occidente un modo peculiar de ver el mundo, basado en una crítica que no quiere quedarse en los aspectos negativos y entiende, desde la racionalidad y el análisis, que otros mundos mejores son posibles.