Los pueblos prehispánicos se hallaban inmersos en un universo de color: desde las humildes vasijas domésticas, hasta los suntuosos edificios palaciegos y religiosos. También estaban policromados la cerámica ritual, la escultura en piedras, los relieves en estuco, las figuras de barro y los manuscritos o “códices”. Lo que ahora vemos en los tonos desvaídos del estuco o de la piedra, en su tiempo estuvo brillantemente coloreado.
Language
Spanish
Pages
79
Format
Paperback
Publisher
CONACULTA/INAH
Release
November 01, 1995
Pintura mural (Arqueología Mexicana, noviembre-diciembre 1995, Volumen III, n. 16)
Los pueblos prehispánicos se hallaban inmersos en un universo de color: desde las humildes vasijas domésticas, hasta los suntuosos edificios palaciegos y religiosos. También estaban policromados la cerámica ritual, la escultura en piedras, los relieves en estuco, las figuras de barro y los manuscritos o “códices”. Lo que ahora vemos en los tonos desvaídos del estuco o de la piedra, en su tiempo estuvo brillantemente coloreado.